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Sobre la mesa de la Secretaría de Ambiente reposa un proyecto de acuerdo de la anterior administración que busca comenzar con la prohibición de plásticos de un solo uso en la capital
Es decir, vedar botellas de bebidas, pitillos, mezcladores, cubiertos, vasos, platos y vasos desechables, además de bolsas y envases que solo se empleen una vez para portar alimentos y líquidos.
El proyecto, que según supo EL TIEMPO está siendo estudiado “con especial interés y disposición” por el equipo jurídico y técnico de la secretaría, comenzaría con “el ejemplo en casa”.
Según el artículo 1.º del borrador, las entidades del sector central, descentralizado funcionalmente o por servicios y el sector de localidades del Distrito deberán usar bienes de bajo impacto ambiental para sustituir los desechables de plástico e icopor y, por el artículo 4.º, “no podrán adquirir ni usar elementos elaborados con poliestireno expandido o polietileno o polipropileno”.
Además, el proyecto dicta que se debe garantizar la inclusión de criterios ambientales al hacer la compra de insumos en el Distrito y que es necesario hacer pedagogía para adoptar el modelo.
Una medida similar ya se había tomado desde la Gobernación de Boyacá cuando, el año pasado, el gobernador Carlos Amaya firmó un decreto que prohibió el uso de plásticos e icopor de un solo uso en los procesos de contratación del departamento.
Pero, definitivamente, el punto central del proyecto tiene que ver con la prohibición de plásticos de un solo uso en la estructura ecológica principal de Bogotá.
Así, si la alcaldesa Claudia López firma la resolución, se prohibirá a partir del segundo semestre de este año “la comercialización, envoltura, traslado de alimentos y bebidas” en el sistema hídrico (quebradas y cauces de ríos en el Distrito), los humedales, los parques ecológicos de montaña (Entrenubes, por ejemplo) y los santuarios de flora y fauna silvestre (en páramos y subpáramos de localidades como Sumapaz) y en el sistema de parques (regionales, metropolitanos, zonales y hasta vecinales).
En resumidas cuentas, si usted está junto al río Bogotá, en el humedal La Conejera, en el páramo de Sumapaz, en el parque Simón Bolívar o en el parque de su barrio (por citar ejemplos), deberá desistir de plásticos e icopores. De incumplir, se le impondrán las sanciones que indique el Código Nacional de Policía.
Por lo pronto, el proyecto de acuerdo está colgado en la página web de la secretaría. Allí, quienes lo deseen podrán hacer observaciones y sugerencias hasta el 13 de enero. Una vez surtido ese proceso, el proyecto y los comentarios serán analizados por el equipo jurídico y técnico de la entidad para hacer los ajustes necesarios. Luego, la administración distrital podrá pasar a firmar, suscribir y publicar.
Todo esto se conecta con los primeros decretos y proyectos surgidos desde las gobernaciones de Boyacá e islas de San Andrés. Incluso, en noviembre pasado, el ministro de Ambiente presentó un Plan Nacional para la Gestión Sostenible de los Plásticos que contempla el desmonte del uso de mezcladores, pitillos, bolsas y copitos para 2021.
Una medida tímida
Para expertos, este tipo de iniciativa es un avance. “Son los primeros pasos hacia el consumo responsable. Se trata de que la gente entienda que la reducción de uso de plástico e, incluso, la cultura de no basura es cuestión de todos”, afirma Marco Espinosa, director de la maestría en Gerencia y Gestión de Residuos Sólidos de la Udca.
Sin embargo, Espinosa ve la medida como “tímida y algo desarticulada”. “La clave está en la educación ciudadana y en la articulación con las entidades. Si la gente no aprende a reducir su consumo y a entender cómo hacerlo y los concesionarios de servicio de aseo siguen mezclando los residuos aprovechables y no aprovechables, no estamos haciendo nada”, menciona.
Y el tema de basuras en la capital no es menor. Tan solo en Bogotá, según cifras de la Unidad Administrativa Especial de Servicios Públicos (Uaesp), de todos los residuos que generan los ciudadanos y envían al relleno de Doña Juana, 16,88 % corresponden a plásticos. Además, los elementos desechables más frecuentes en el relleno son vasos plásticos.
A nivel mundial, el asunto es aún más preocupante. De acuerdo con la ONU, desde 1950, los humanos han producido 8.300 millones de toneladas de plástico. Cifra que podría llegar a 34.000 millones de toneladas en 2050.
Fuente: El tiempo